OTOÑO EN LOS BOSQUES DE LA VERA, SORTILEGIO DE COLORES. Hola amigos, os quiero hablar sobre el otoño en la comarca de la Vera, pero desde el mejor punto de vista que no es otro que el de los ojos de la niñez, que todos llevamos dentro, desde la capacidad de asombrarse por las cosas hermosas, desde la ensoñación. No dejéis nunca de soñar, en pisar un suelo repleto de hojas en medio de un bosque inmenso de hojas doradas y verde musgo, al pie de unas montañas insondables repleta de escondidas gargantas de aguas cristalinas y fantásticos rincones esperando a ser descubiertos.
Os dejo unas trazas a modo de reflexiones y fotografías sobre el otoño en la vera, una estación colmada, con paisajes y vistas perfectas para disfrutar de unas vacaciones profundamente interesantes. Ven a conocer estos otoños de ensoñaciones, que proyectan su benéfica luz al interior del alma.

Bosques magicos abrigan las laderas de Gredos. En los bosques, sierras y horizontes, estallan los colores embelleciendo las vistas de la Vera, embriagadas en borracheras de caprichosas tonalidades, tocadas de una luz mágica y cambiante. Madrigal de la Vera.

Cabras monteses, en otoño de noviembre a diciembre se produce el celo de la reina de las cumbres, todo un
espectaculo de la naturaleza donde los machos se pelean a muerte por el favor de las hembras.

Los otoños en la Vera son excepcionales, con una gama de colores deslumbrantes, los paisajes se vuelven sobrecogedoramente hermosos. Chorro de la Ventera en Villanueva de la Vera.

La naturaleza busca sabiamente el equilibrio de la luz, en el arte de vivir en la naturaleza salvaje. Aguas claras, vibrantes en los días de otoño, cantan los cantos rodados entre el discurrir del agua que se suelta a su destino.

La Vera nos ofrece deliciosos paseos, por rincones perdidos, donde la brisa juega con las hojas que revolotean como coloridas mariposas. Paseos de sosiego y vitalidad para el espíritu, entre paisajes que derrochan color y agua. Una vez se ha disfrutado de alguno de estos momentos especiales, se grava en la memoria y se tornan instantes para volver, instantes para soñar, de pisar lo que se ha soñado, de volver a soñar lo que ya se ha pisado.

Cogiendo castañas en Arroyo Hondo. Villanueva de la Vera.

Mas de 100 especies de setas podemos encontrar en los bosques veratos, todo un placer para aficionados a la micologia, pues basta conocer las setas mas conocidas ( niscalos, parasoles, boletus, amanitas caesareas) para recoger buenas cestas y degustarlas con un poquito de aceite verato, sal y buena compañia.

La Vera nos ofrece deliciosos paseos, por rincones perdidos, donde la brisa juega con las hojas que revolotean como coloridas mariposas. Paseos de sosiego y vitalidad para el espíritu, entre paisajes que derrochan color y agua. Una vez se ha disfrutado de alguno de estos momentos especiales, se grava en la memoria y se tornan instantes para volver, instantes para soñar, de pisar lo que se ha soñado, de volver a soñar lo que ya se ha pisado.
No cesan las hojas de bailar con el viento, al compas del tintineó de los cantos rodados movidos por el agua, que entonan las canciones celticas de estas tierras, recordando otros tiempos. Aire de silencio que regala pureza, arcoíris nacientes en cascadas de gargantas.

Robledal de la solana del paraje de Ronzapata. Villanueva de la Vera.

Sol de otoño esperanzador, ilumina los corazones de los niños grandes y pequeños. Son tan necesarios para sentirse vivo, tan elementales, tan curativos, tan deseados para asomarse al sol tierno de la mañana y respirar el amanecer para creer que el mundo es mejor.

Luna nueva, estrellas palpitantes, noche placentera que llega con el griterío de las grullas y el canto de los cárabos. Castaño con el fruto caido tapizando sus pies.
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